¿Quién no ha gritado nunca a sus hijos? Por favor, que levante la mano ¿Nadie? Es curioso como el grito, que es prácticamente universal en el mundo de la crianza, esté tan censurado por las “guías de buenas prácticas”
Si es algo tan horrible ¿por qué gritas? Y lo que es más
importante ¿cómo dejas de hacerlo?
Puedes saber que es perjudicial gritar, que no se consigue
nada y que además es un acto violento y aún así no puedes reprimirte cuando ves
a tu hijo jugando con la escobilla del wáter.
Sabes que no debes gritar pero nadie te ha dicho qué puedes
hacer en su lugar. Es el momento de averiguarlo.
¿Para qué sirve el grito?
Como todo en esta vida, el grito también tiene su utilidad.
Alguien en algún momento tuvo que inventarlo ¿no?
El grito es un método de comunicación primario, los animales
lo poseen igual que tú y que yo. Cuando gritas, se activa una parte primitiva
de tu cerebro. Digamos que es su manera de decirle al mundo que sigue ahí.
En realidad, el grito cumple dos funciones básicas:
1. Alertar de un peligro. Es decir, gritamos cuando tenemos
miedo de algo. Por ejemplo puedes pegarle un chillido a tu hijo cuando ves que
está a punto de cruzar la calle sin mirar. Es una manera de alertar al otro de
que está en peligro. Puede que lo asustes y llore pero en este caso es un mal
menor comparado con lo que pudiera haber ocurrido si le atropellan.
2. Liberar tensión. Gritas cuando estás muy enfadada o cuando
ya no puedes más del estrés. En este
caso cuando gritas, no quieres alertar a nadie de nada. Bueno, de que no se te
acerquen demasiado porque puedes “morder”. Pero no tiene un propósito de
protección hacia nadie. No es útil para el otro y es un grito que a la larga, hace
que te sientas mal porque “no debes gritar.”
¿Ves la diferencia entre los dos gritos?
El primer caso, es un grito que no debemos abandonar, porque
cumple una función muy útil. Algo parecido pasa con el NO. No es que debas
dejar de decir que no a tu hijo sino que lo que tienes que hacer es limitarlo asituaciones realmente importantes.
Por eso, si utilizamos demasiado el grito liberador, cuando
gritamos porque hay un verdadero peligro, ya no surtirá tanto efecto. El grito
sólo funciona si es ocasional. Si no, tu hijo entiende que es tu manera de
hablar y no verá ninguna diferencia entre cruzar la calle sin mirar y jugar con
la escobilla del wáter.
Y vaya si la hay ¿verdad?
Así que lo ideal no sería dejar de gritar a tus hijos sino
dejar de hacerlo tan a menudo. Cambiar ese grito de tensión por otra cosa que
te libere igual y que sea menos agresiva y limitar el grito de ¡peligro! a
cuando haya un peligro real e inmediato.
Alternativas a los gritos
Tiempo fuera
¿Te suena esta estrategia de la Supernanny? Otra forma de
llamarla es “la silla de pensar”. Bien, antes de que te laces a criticarme,
sigue leyendo.
El tiempo fuera consiste en que tú te vas un rato cuando
veas que ya estás llegando al límite. Luego, una vez sola, puedes mirar el
móvil o lo que quieras y puedes pensar en qué puedes hacer en lugar de gritar.
Es una estrategia útil si se cumplen dos condiciones:
Te puedes ir fuera un momento, bien porque tus hijos lo
entienden y no te van a seguir o bien porque tu pareja puede relevarte un
momento.
No eres de grito fácil. Es decir, aguantas, aguantas hasta
que ya no puedes más y entonces sueltas demonios por la boca. Para que
funcione, deberías irte algo antes de llegar al punto de no retorno, es decir,
antes de que estés totalmente sobrepasada.
Es una estrategia muy útil al principio cuando no nos sale
otra cosa que gritar. Nos da un respiro para pensar en nuestro siguiente paso.
La idea es que sea algo temporal y cuando ya tengas dominado el no-grito,
dejarás de necesitarlo tan a menudo.
Cantar
El canto no es más que un grito armónico y socialmente aceptado, al menos en su función más primaria.
No todos los tipos de canto valen en este caso. Los más
útiles son lo que son estilo Martirio o María Jiménez.
Puedes cantar una canción que te sepas o cantar lo que ibas
a decir: “Te he dicho mil veceeeees, que recojas tu cuaaaaartooooo”. La segunda
opción es mucho más eficaz, sobre todo si lo acompañas de unas palmas. Y si no funciona, al menos no te harás "mala sangre."
Cantar también libera y resulta menos agresivo. No importa
que no sepas cantar, aunque desafines, siempre será mejor que un grito.
Humor
El sentido del humor es otra cosa que libera tensión y que
está aceptada por la sociedad.
Cuando unos padres se ríen de sí mismos, ya tienen media batalla ganada.
La risa relaja y hace que nos entendamos mejor.
Los niños lo saben y por eso se ríen tanto. Así que si no
estás muy cargada, “reñir” poniendo la voz de Lina Morgan, de El Padrino o del
monstruo de las galletas es mejor que gritar. Además, comprobarás que el
mensaje que quieres transmitir, llega mejor que con un grito.
¿Y tú? ¿qué haces para no gritar?
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Unas alternativas geniales. Lo cierto es que tengo poca paciencia, estoy trabajando en ello y creo que las ideas que nos propones las voy a ir poniendo en marcha. Ya me imagino con la voz del padrino 😅 . Cantar me encanta, asi que voy a empezar por ahí.
ResponderEliminarComo siempre, gracias por tus consejos, son de mucha ayuda.
Saludos!!
Muchas gracias...y a cantar se ha dicho ;)
EliminarGracias por este post. Hace unos meses que vengo trabajando el tema del no-grito. Cuando me soprepasa algo solia gritar y ponerme enferma, ahora poco a poco lo voy controlando. Y veo que mi hija me ve mejor, mi marido me valora más y yo me siento más feliz.
ResponderEliminarSigue con estos consejos, Gracias!
Aunque al principio el grito sirve de desahogo, a la larga termina por empeorar mucho la situación, es pan para hoy y hambre para mañana que decía mi abuela ;)
EliminarYo tengo días y días... Por lo general tengo muchísima paciencia y reacciono a todo muy tranquila, pero tengo días como la semana pasada que todo me sacaba de quicio, me ponía super nerviosa, me molestaba... Y claro, luego encima ese sentimiento de ¿qué me pasa y por qué me estoy comportando de esta manera? Yo suelo cerrar los ojos, respirar profundamente y contar... (hasta el número que necesite, no suelo necesitar muchos).
ResponderEliminarTodo el mundo tiene derecho a un día malo, tampoco tenemos que convertirnos en balsas de aceite así que quítate esa culpa de encima porque lo estás haciendo genial :)
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