Con los niños hay que tener paciencia.
Cuántas veces habremos oído o dicho esta frase. Y es que es
totalmente cierta ¿verdad? Cuando un bebé llora, hay que tener paciencia.
Cuando un niño grita, hay que tener paciencia. Cuando no quiere comer, hay que
tener paciencia.
Parece que la paciencia es la solución a todos los problemas
de crianza. Todo, todo, se soluciona con paciencia.
¿Qué es la paciencia?
Según la RAE, la primera definición de paciencia es la capacidad de padecer o
soportar algo sin alterarse. Fíjate en las palabras: PADECER o SOPORTAR.
Es una actitud que nos lleva a poder soportar contratiempos
y dificultades para conseguir algún bien. En el cristianismo, es una virtud muy
arraigada gracias a personajes como el santo Job, por ejemplo, que soportó mil
y una desgracias sin rechistar.
En nuestra cultura este sentido de la paciencia como
sufrimiento está muy arraigado.
La trampa de la paciencia
Lo malo de la paciencia es que se agota y cuando lo hace
¿qué nos queda? La desesperación, la ira y la frustración. Una mezcla explosiva
cuando hay menores de por medio.
Hay que admitirlo, por mucho que queramos, no somos el santo
Job y nuestra paciencia no es infinita. Además, ¿de verdad se merecen nuestros
hijos que nos limitemos a soportarlos?
Cuando uno está practicando “la paciencia,” no suele estar
contento. Más bien al contrario: está sufriendo la situación y esperando a que
se pase. Así, cuando tu hijo te pide por enésima vez que quiere ir al parque
cuando está cayendo el diluvio universal, tu paciencia se agota. Ya no puedes
más y le pegas cuatro gritos para que se calle de una vez. Es normal, la
paciencia no es infinita como nos han hecho creer.
Además, y aunque me desvíe un poco del tema ¿no te parece
que decir que con los niños hay que
tener paciencia es algo despectivo? Cambia los niños por mujeres y a ver que
tal te suena.
Cambiando la paciencia por…
Como ya sabéis que no me gusta quedarme en la queja diciendo
lo que está mal sin dar ninguna alternativa, ahí van unas cuantas ideas para
sustituir este concepto cristiano y no volver a caer en esa trampa de “se me ha
agotado la paciencia.
Empatía
Ponerse en el lugar del otro ayuda a no tener que limitarse
a soportarlo sino que nos ayuda a entender su actitud y sus sentimientos.
Con la paciencia lo que haces es centrarte en ti mismo, en
lo mal que estás y en tu propio sufrimiento. Con la empatía sin embargo, cambias
la perspectiva para mirar al otro, a lo que le está ocurriendo. Algo
fundamental cuando se trata de niños.
Otra cosa buena de la empatía es que nunca se termina.
Todavía no he escuchado la expresión “se me está terminando la empatía” porque
al ser un acto consciente, somos nosotros mismos los que la creamos.
Kshanti
Es la paciencia budista. Se diferencia de la cristiana en
que mientras ésta es una forma de enfrentarse al sufrimiento, el kshanti es un
regalo que damos de manera consciente.
Es un ejercicio que consiste en elegir no actuar cuando
estamos ante una situación que no merece nuestra inacción.
Traducido al lenguaje materno sería por ejemplo no hacer
nada cuando tu hijo está poniendo la casa patas arriba porque está construyendo
un fuerte con todos los cojines, almohadas y mantas que hay por la casa. No
hacer ni decir nada en ese momento se puede tomar como un sufrimiento (“hay que
soportar ese desorden”) o como un regalo que le haces a tu hijo.
La paciencia bien entendida
Al principio hablé de que la RAE define la paciencia como la
capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. Esta primera acepción es de
la que he estado hablando durante todo este post pero si nos vamos a la
tercera, pues la cosa cambia.
Paciencia es la facultad de saber esperar cuando algo se
desea mucho.
Esta definición se parece más a Kshanti en el sentido de que
hay un acto voluntario de no hacer nada. Es una buena actitud cuando llegas a
la conclusión de que no puedes hacer nada de momento para cambiar la situación.
Por ejemplo, con los pañales, sabes que hasta que tu hijo no
esté preparado, no vas a poder hacer nada más que esperar.
Habría más cambios para la paciencia como el sentido del humor o pasar a la acción pero casi siempre son consecuencia de la empatía, el
Kshanti o el saber esperar.
Ahora te toca a ti, me encantaría saber tu opinión sobre
este tema.
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A tomar en cuenta estas alternativas e intentar poner alguna en practica. Yo soy de esas personas que llegaron tarde cuando se repartió la paciencia, así que gracias por las opciones, tengo que trabajar mucho en este tema. Como siempre muy interesante. Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegro que te haya gustado el post. Seguro que tienes días mejores que otros ¿qué es diferente en los días buenos? Averigua eso e intenta repetirlo ;)
Eliminarme encantan tus post. Yo últimamente tengo paciencia que me lleva a enfado y frustración. En otras ocasiones tengo empatía (terribles 2 y similares), pero cierto es que se "acaba". Quizá tenga que dejarles disfrutar más de esos momentos, me ha encantado la alternativa budista. Oye, y como curiosidad te lo cuento, a mi hija le hablo del karma. Porque siempre que hace algo mal tirar cosas, pegarle a su hermano, los siguientes 5 minutos se acaba cayendo o golpeando sin querer. De esa manera le explico que hacer cosas bien te devuelve cosas buenas. Porque no sé como explicarle de otra manera que es mejor portarse bien con los demás y las cosas, ¿me das algún consejo? besotes!
ResponderEliminarGracias! me alegro que te gusten los posts. Tu hija aún es pequeña y seguro que funciona mejor con la regla de premios y castigos (el karma no es más que eso, ¿no?) pero puedes ir enseñándole el fin de portarse bien. Para ello, tienes tú que contestar primero a la pregunta ¿por qué hay que portase bien con los demás? No es nada fácil la respuesta pero lo que te salga es lo que le puedes empezar a contar. Besos!
EliminarSiempre aportas unas ideas muy valiosas e interesantes, siempre una solución y un punto de vista diferente. Has dado en el clavo con sustituir paciencia por empatía.
ResponderEliminarMuchas gracias Paloma por tu comentario. Me anima a seguir escribiendo
EliminarMe ha encantado, Cristina. Gracias porque es verdad que es mucho mejor cambiar el concepto. Tenemos tan interiorizado el tema de la paciencia que no caemos en estas cosas. ¡Gracias por el post!
ResponderEliminar¡Gracias! la verdad es que sí, s un concepto tan cristiano que está muy arraigado en la sociedad
EliminarGran post! Jolín, por algún motivo siento que podría haberlo escrito yo, pienso igual! Un beso beso!
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
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