Tal vez piensas que la clave está en el
orden y en las rutinas. Es cierto que a algunos niños les gusta tener ciertos
hábitos, saber qué va a pasar a continuación...pero a otros no tanto.
La rutina no es la clave.
Entonces piensas que el secreto está en
los límites. Te vas a acercando, los límites son importantes pero no dejan de
ser un complemento de la crianza, no es lo fundamental .
Los límites tampoco son la clave de una
crianza feliz.
¿Podría ser el amor? El amor es algo
maravilloso y prácticamente
incondicional cuando hablamos de padres e hijos. Pero el amor es el fin de la
crianza, sentirse amados y aprender a amar.
No es un medio, es el fin..
El amor no es la clave.
¿Entonces cuál es el secreto de una
crianza feliz?
Lo que de verdad marca la diferencia
entre una familia feliz y otra que no, es algo que a veces escasea en algunas
personas, pero que se puede trabajar y hacer crecer.
Es algo con lo que podemos establecer
límites y rutinas sin dejar de transmitir amor.
Se trata de nada más y nada menos que del
sentido del humor en general y de la risa en particular.
¿Qué aporta el sentido del humor?
Flexibilidad. Las personas con sentido
del humor tienen una mente más flexible y se adaptan más fácilmente a los
cambios. Criar a un niño bajo la rigidez mental sólo trae incomprensión y
conflictos.
Inteligencia. Las personas más
inteligentes suelen tener mucho sentido del humor. Ser capaz de ver el detalle
que marca la diferencia de una situación a otra es importante para calibrar
nuestras reacciones.
Optimismo. Reírse ayuda a ver la vida con
otras gafas y a no dejarse llevar por el catastrofismo o la derrota. Enseñarle
a tu hijo que la vida es bonita y hay mucho donde disfrutar es de las mejores
lecciones que puedes impartir.
Imaginación. Para tener sentido del humor
hay que tener imaginación. Imaginación para ver alternativas donde nadie más
las ve o para inventar historias y bromas que hagan reír. Ambas cualidades van
de la mano y cuando una mejora, la otra aumenta también.
La risa: clave de una crianza feliz
La risa cura, relaja y baja las
tensiones. Los niños lo saben y por eso
ríen unas 300 veces al día mientras que los adultos sólo lo hacemos unas 25.
¿Y queremos que ellos aprendan de
nosotros?
Cuando tu niño se ha hecho daño primero
le consuelas pero cuando ves que no ha
sido nada grave, le haces unas cosquillas para que se ría.
El humor le ha curado. Ha desviado su
atención del dolor y le ha cambiado la cara. Ha pasado del llanto a la risa.
Gracias a esto, su cuerpo libera endorfinas que hacen que se olvide antes de su
herida, porque le deja de doler.
Cuando tu hijo no quiere hacer algo que
le pides, puedes usar el sentido del humor para rebajar la tensión, dejar el
enfrentamiento directo y llegar a un acuerdo.
Si se ríe, tu hijo estará más receptivo a
lo que les pidas, dejará de sentirse presionado y es más probable que cumplan
con la norma.
Es el clásico ejemplo de la madre que se
convierte en helicóptero para llevar a su hijo volando a la cama
El humor ha diluido toda la tensión del
momento.
Cuando tu hijo se ríe, es porque se
siente seguro y bien consigo mismo y con los que le rodean. Es la mejor forma
que tiene de transmitir su amor por los demás.
Si tu niño no está a gusto, no se va a
reír. No va a disimular una sonrisa ante
la tía Encarna porque no la conoce. Sólo cuando vea que está cómodo, podrá
hacerlo.
El humor transmite amor hacia el otro.
¿Y tú? ¿cuántas veces te vas a reír hoy?
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Me gusta. La verdad es que yo noto que me río muchísimo más ahora y casi siempre (y el "casi" quizá sobre) es gracias a mi hijo. Esta etapa (cumple hoy 21 meses) es divertidísima, graciosísima, y la verdad es que soy yo la que le tiene que agradecer a él casi todas mis risas diarias. Él a mí solo algunas, la mayoría de las cosas que le hacen gracia las encuentra él solo :) Me encanta :)
ResponderEliminarCon buen humor todo se lleva mejor ;)
EliminarLa verdad no espera encontrarme con esta perspectiva... es que lo sentimos y sabemos, pero los artículos sobre crianza van más enfocados a la paciencia, límites, disciplina (con respeto)... y sí todo ello es válido y necesario, pero cada una de esas acciones debiera estar motivada y acompañada por el amor y la alegría. Sabemos como adultos que la vida es más bella cuando la vivimos con optimismo y alegría. Sentimos como adultos que la risa de nuestros hijos es la hermosa expresión de la alegría en su corazón, por eso nuestro esfuerzo de regalarles momentos felices, de hacer de su infancia la etapa más feliz posible.
ResponderEliminarUn excelente artículo.
No podemos educar en la empatía si antes no estamos de buen humor. Todos sabemos que cuanto más nos enfadamos, peor es. Por eso, un paso anterior a la empatía es trabajar nuestras emociones para poder educar mejor. Me alegro que te haya gustado.
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