Hace ya nueve años que trabajo como psicóloga atendiendo
pacientes, adultos y niños. En estos años he comprobado que los padres llevan a
sus hijos a consulta por cuatro motivos fundamentales:
- No duermen solos.
- Se “portan mal”.
- Tienen miedos.
- Los padres se están separando.
Puede haber muchos otros motivos pero os aseguro que estos
son el 98% de las consultas de infantil que he atendido.
Exacto.
La última: los padres se están separando. Se diferencia de
las otras en que en ésta, no aparece una queja sobre el niño sino que es más
bien que el niño se ha visto envuelto en una situación desagradable y acuden de
manera preventiva. Para que no se traumatice. La intención es buena pero parte de
una premisa equivocada.
Los hijos de padres separados pasan por un trauma siempre. Esto es mentira.
Puede que lo pasen mal, pero de ahí a tener un trauma hay un
largo recorrido. Ni todos los hijos de parejas casadas son felices ni todos los
hijos de padres separados están traumatizados.
Así que si no detectamos nada más que la queja de que los
padres se están separando, y el niño parece sano, nuestra labor de prevención
se dirige a los padres. Como ya expliqué en otro post, los padres tenemos el poder de cambiar el comportamiento de nuestros hijos.
Como dije, una separación no tiene por qué ser traumática,
pero sí suele ser dolorosa, aunque al final sea la mejor solución para todos.
Aquí os muestro los 6 errores que unos padres separados
deberían evitar si quieren prevenir que su hijo muestre síntomas de que algo no
está yendo bien. Por cierto, estoy hablando de separaciones “normales” en las
que no hay abandono, ni violencia no casos excepcionales.
No escuchar a tu hijo
Los niños tienen mucha imaginación y muchos miedos. Cuando
los padres se separan, se les puede pasar mil cosas por la cabeza (es mi culpa,
nadie va a ser feliz, si me hubiera portado mejor, etc.).
Si no los escuchamos, nunca sabremos qué piensan y no
podremos calmar esos miedos. Eso sí, escuchar NO es interrogar ni estar todo el
día hablando de lo mismo. Escuchar es dejarles espacio para hablar si quieren.
Dar falsas esperanzas
Cuando el niño está llorando porque sus padres se separan,
estos tienen la tentación de decir que es algo temporal o variantes similares.
Puede que le calmen a corto plazo pero a la larga es contraproducente.
Es una mentira que confunde al niño y lo mantiene en un
estado de espera permanente y en vez de acompañarlo a pasar su duelo (es normal
que lloren, igual que es normal que no lo hagan) lo que hacemos es prolongarlo.
Interrogar
Muchos padres utilizan a sus hijos de espías sin darse
cuenta. Cuando el niño regresa de estar con la otra parte, le preguntan dónde
ha estado, con quién, qué ha dicho su padre/madre, si ha hablado de él/ella,
etc.
En vez de interesarse por lo que ha hecho el niño, si lo ha
pasado bien o no, el objetivo de estas preguntas es averiguar cómo se encuentra
su expareja. Los niños notan esto a la primera y les hace sentirse muy
incómodos, sobre todo cuando “hay alguna novedad”.
Así que una cosa es preguntar qué tal lo ha pasado y otra
muy distinta es interrogar.
Dile a tu padre que me ha llamado su abogado y que ya
hablaremos. Dile a tu madre que mañana te recogeré más tarde. Dile…
Si le quieres dar algún recado, llamaros por teléfono, sobre
todo si hay que dar una noticia desagradable.
Criticar al otro progenitor
Puede que ya no estéis juntos pero vuestro hijo sigue siendo
hijo de ambos y no es un confidente, ni un amigo. No tiene, ni debe, tomar
partido por ninguna de las partes, por mucho daño que te hayan hecho.
Criticar al otro delante del niño lo que hace es confundirlo:
yo quiero a mamá pero papá dice que es mala (o viceversa).
Amenazar
Esto no se debería hacer nunca pero en el caso de padres
separados hay una amenaza especialmente peligrosa: “Si no haces esto, entonces
te irás con tu padre/madre. ”Como si la otra parte fuera la mala y nosotros la buena.
Además, te puede salir el tiro por la culata y que el niño diga que vale, que
se va con la otra parte.
Son 6 errores que la mayoría de las veces se cometen sin
darse cuenta. Al dolor de una separación, el adulto tiene que lidiar con el dolor
del niño y eso a veces es muy complicado. Por eso no hay que olvidar que, aunque no seamos pareja nunca más, nunca dejaremos de ser padres.
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Fantásticos consejos. La verdad es que tiene que ser un momento muy duro, para los adultos en sí y también pensando en los hijos, en cómo estarán...
ResponderEliminarPues sí, no debe ser nada fácil. Al dolor propio hay que añadir el de los hijos.
EliminarMis padres se separaron estando yo criadita (21 años) pero creo que todos los errores que comentas son los más frecuentes porque en esos momentos solo piensan en usar a los hijos como arma arrojadoza para hacer el mal. La de parejas a las que he escuchado decir que en caso de separación se harían la vida imposible y se negarían la custodia de los hijos solo por fastidiarse mutuamente.
ResponderEliminarEs una pena cuando el dolor propio no deja ver las necesidades de los demás. Yo en casos de separación siempre aconsejo acudir a un mediador, está demostrado que es la mejor forma de evitar sufrimientos innecesarios y de llegar a los extremos que comentas.
EliminarCreo que si yo me separara también llevaría a mi hijo a un profesional para que viera que no ha sido problema de él -creo que muchos niños, o al menos los que yo conozco de padres separados, se culpan de la separación-, pero es una pena que los adultos no seamos capaces de encauzar y reiniciar un nuevo camino, agradeciendo el tiempo vivido. Sin reproches y sin utilizar a los niños.
ResponderEliminarSi los padres se separan de manera cordial (aunque dolorosa, ojo que una cosa no quita la otra) un niño no tiene por qué traumatizarse. mi consejo en estos casos es que primero acudan los padres a hablar con el psicólogo
EliminarMe ha gustado mucho el artículo. Efectivamente no tiene porque ser traumático, mi experiencia personal es que la separación en si no me afecto demasiado, cabe decir que tenía 8 meses por lo que mi preocupación debía ser no perder el peluche... pero agradezco a mis padres que no cometieran ninguno de esos errores, aunque de más mayor sí cometieron uno y sí me traumatizó: separarme de mi hermano y no explicarme la situación, yo tenía 8 años y fue muy duro, generándome un sentimiento de culpa de órdago.
ResponderEliminarPero me desvío, lo que quería comentar es la importancia que tiene la estigmatización social, ahora es menos importante porque se han normalizado mucho las separaciones, pero entonces eras la "pobre niña de padres separados" y eso me marcó (sin traumatizar) mucho más que la situación en si, que nosotros vivíamos internamente como normal.
Gracias por compartir tus reflexiones!
Millaray
Gracias Millaray, afortunadamente, los tiempos van cambiando y los nuevos modelos de familia, ni son tan nuevos, ni se estigmatizan tanto. Eso sí, sigue quedando la creencia de fondo de "pobre niña de padres separados" que comentas debido a la idea de que todos los niños en esa situación tienen que estar traumatizados.
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