Entonces aparece tu pareja y te dice: “Tranquila, RELÁJATE
que estás muy nerviosa”
En ese momento pueden pasar dos cosas: o bien comienzas a
gritarle a él (¿¿cómo me dices que me relaje??) o bien comienzas a llorar sin
parar. Lo que seguro que no harás será relajarte.
Con los niños pasa algo parecido. Pedirle a alguien que se
relaje cuando lo que necesita es acción puede llegar a ser contraproducente,
tenga 7 años o 70 años.
El termómetro de energía
Los niños tienen mucha energía, mucha. No tiene por qué
haberles pasado nada malo para ponerse “nerviosos” si están mucho tiempo sin
hacer ejercicio físico.
Este niño necesita calle, decía mi abuela. Como todos, vaya.
Pedirle a un niño que se tumbe, cierre los ojos y se
tranquilice cuando lo que de verdad necesita “para relajarse” es correr y
saltar es absurdo ¿qué se supone que va a hacer con toda esa energía que le
sobra?
“Parece que tienes la energía por aquí (señalarle su
cuello), cuando estamos bien la solemos tener por aquí abajo (señalarle su
barriga) y cuando estamos cansados la tenemos por aquí (señalar sus rodillas),
¿qué te parece si echas una carrera por el pasillo/salimos al
parque/saltamos/bailamos….hasta que notes que tu energía está ya por el ombligo?”
Cuando el juego esté integrado, se le puede hacer algún
recordatorio de vez en cuando tipo: “¿por dónde tienes la energía hoy? Y que él
mismo se señale la parte del cuerpo.
Este juego viene genial a niños a partir de 5 o 6 años pero
también se podría hacer con niños más pequeños. De esta manera, les estamos
enseñando una forma de conocerse a sí mismos y de autorregularse. Aprender a
reconocer las señales de su propio cuerpo y saber qué tienen que hacer para
encontrarse mejor es la clave para mantener una buena salud mental.
Además, no estamos utilizando palabras peyorativas como
nervioso o pesado ni la famosa frase que se suele dar a voz en grito de
“¿¿quieres tranquilizarte ya??.”
La liebre y la tortuga
No, no se trata de la fábula famosa pero casi. El objetivo
es que el niño pase de un estado de activación a uno más relajado de forma
progresiva y no que él mismo se autorregule como en el ejercicio anterior. Por
eso funciona bien en niños pequeños (2/3 años).
Es una actividad que funciona mejor en grupo, con hermanos o
en una clase pero se puede hacer también de forma individual.
Las instrucciones son las siguientes:
“Vamos a jugar a un juego nuevo: la liebre y la tortuga. Las
liebres son animales que lo hacen todo muy rápido, muy rápido, corren mucho y
siempre tienen prisa, así (damos un par de vueltas muy rápido por la sala). En
cambio, las tortugas son animales que lo hacen todo muuuuuuuuy despaaaaaacio,
son muy lentas y nunca tienen prisa, así (nos movemos lentamente por la sala).
Ahora vamos a jugar a que eres una liebre, venga ¿cómo hacen
las liebres? Se mueven deprisa ¡corre, corre! (moveros vosotros también deprisa
hasta que el niño entre en el juego y esté unos 30 segundos moviéndose
deprisa). ¡Ahora somos tortugas! ¿cómo nos movemos ahora? Despaaaaacio,
muuuuuuuuuy despaaaacio… (mantener a la tortuga un minuto más o menos).”
Lo siguiente sería ir alternando momentos de liebre con los
de tortuga unas cuatro o cinco veces. El juego siempre se termina siendo
tortugas claro:
“Ahora vamos a terminar, somos unas tortugas que tiene mucho
sueño, para dormir, nos metemos en el caparazón así (encogeros) y nos quedamos
quietos, quietos para dormir así, en nuestro caparazón”
Ojo, la idea no es que se duerman (para eso podéis leer
estas otras técnicas de relajación más convencionales), pero sí que vayan
bajando su nivel de actividad poco a poco, ayudándoles a descargar su energía.
¿Os animáis a hacer alguna con vuestros niños?
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Me ha gustado lo de la liebre y la tortuga :-D Vamos a tener que empezar a jugar a eso por la noche jeje...
ResponderEliminarYa me contarás si os funciona :)
EliminarYo he hecho con mi hijo meditación, pero por poco tiempo porque no se concentraba bien. Probaré con este método.
ResponderEliminarUn abrazo
Meditar es una actividad muy compleja, estos trucos que escribo aquí son más de andar por casa :)
EliminarMaramoto necesita el juego de la liebre y la tortuga. Sobre todo la tortuga :-D Vamos a tener que empezar a aplicarlo. A ver si nos sorprende y con dos años funciona :-P
ResponderEliminarVeo que os habéis puesto de acuerdo tú y Diana en el juego. Pues intentadlo y contadme qué tal os ha ido
EliminarCon mi bichilla estamos probando a pararle un poco el ritmo diciéndole de vez en cuando "¿cómo se queda tranquilita Laura?" Y haciéndole expirar y hacer un arco con los brazos sobre la cabeza para luego bajarlos lentamente. Oye ¡y funciona!
ResponderEliminar¡Eso también vale! Que ella misma se cuenta de cómo parar es muy importante para su autorregulación
EliminarMuchas gracias por la información encontramos el contenido por twitter. Muy intersante y enriquecedor para disponer de mayor conocimiento. Saludos!
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