El otro día me fui sola al supermercado a hacer la compra
así que pude “dar un paseo” por las estanterías y fijarme en las novedades. Ese
día vi una masa de pasta fresca para lasaña, que no necesita cocción previa.
En menos de 5 segundos esa pasta estaba dentro del carro.
Nunca me gustó hacer lasaña porque no tengo habilidad manual
y siempre se me terminaban rompiendo las placas cuando intentaba sacarlas del
agua, o cuando intentaba colocarlas bien, etc. Vamos, que de cuatro placas,
aprovechaba una.
La idea de esta pasta fresca me pareció genial y esa misma
tarde me puse manos a la obra. Es cierto que la lasaña no es un plato de
diario, porque requiere cierta elaboración (yo tardé una hora y media desde que
empecé hasta que la serví en la mesa), pero de vez en cuando también apetece
enredarse un poco.
Además, se pueden hacer gran cantidad y congelar después.