Los niños también necesitan relajarse, eso los padres lo
sabemos muy bien. Cuando son bebés (o en transición a niños), intentamos que,
cuando llegue una determinada hora, bajar el nivel de actividad, de luz, de
ruido. Por norma general, los bebés se relajan con el contacto físico, la
succión y el movimiento. Conseguir que un bebé se relaje casi siempre es un
paso previo para que se duerma. Hay
muchas maneras de dormir a un bebé y cada familia tiene la suya.
En cambio, cuando crecen, la relajación no siempre implica
sueño sino pasar de un estado de mucha activación a otro con una actividad más
tranquila. Cuando participaba en un taller de filosofía para niños siempre
procuraba terminar las sesiones con unos minutos de “relajación creativa”. A
los niños les venía genial para no salir como una moto del taller y los padres
me lo agradecían infinito.
La relajación para niños tiene que ser un juego, nunca un
castigo tipo: “estás portándote fatal, ven aquí que te relajo”. Tampoco se les
puede obligar si no quieren. Imaginad que os obligasen a vosotros a relajaros.
Difícil tarea ¿no?
No es necesario ningún material especial para estos dos
juegos que os voy a enseñar. De todas formas, para el segundo juego sería útil
contar con una colchoneta o una esterilla. Si no tenemos, se puede hacer en la
cama o incluso en el suelo con un cojín para la cabeza.
Le preguntamos al niño si quiere aprender un juego nuevo. Si dice que sí, le indicamos que empiece a caminar como él quiera por la sala. Cuando haya dado un par de vueltas, comenzamos a decirle: “Ahora imagínate que tus brazos se han convertido en una piedra dura, y compacta. No hay nada que pueda destruirlos porque son muy fuertes ¿cómo pondrías los brazos? Recuerda que son como piedras, han de estar muy duros” Contamos 4 o 5 segundos y continuamos: “De repente, tus brazos deja de ser piedras y se convierten en gelatina: blandos y sueltos, como si con cada movimiento se desparramasen ¿cómo estarán los brazos ahora?" Contamos unos 15 segundos y hacemos lo mismo con las piernas, la cabeza, y la barriga. Para terminar le decimos: “ahora te conviertes en piedra, todo tu cuerpo es una piedra dura y resistente” Esperamos 5 segundos y continuamos: “Ahora de repente pasas a ser gelatina, todo tu cuerpo es de gelatina y se desparrama por el suelo, está blando y cualquiera lo puede mover.” Para terminar le podemos hacer preguntas sobre qué le gustó más si ser gelatina o piedra, etc.
Cuando ya se haya hecho unas cuantas veces y el niño sepa
cómo es el juego podemos indicarle que se vuelva “gelatina” cuando lo vemos
demasiado nervioso. Por experiencia os digo que es un recurso muy útil porque
suelen pillarlo bastante bien y se lo toman como un juego más en vez de una
llamada de atención del tipo ¡relájate!
Indicaciones especiales:
- Imaginación al poder. La idea básica es que el niño aprenda a distinguir entre estados donde el cuerpo está en tensión (piedra) y estados donde está relajado (gelatina). Si no os gustan las metáforas podéis escoger la que queráis.
- Niños pequeños: En niños pequeños es mejor no dividir el juego por partes del cuerpo y comenzar directamente con el cuerpo entero porque su capacidad de atención es limitada y puede que se aburran antes de terminar.
- Niños mayores: En este caso puede ser interesante dividir el juego en más partes, primero un brazo, luego el otro, etc.
Juego 2: Sensación de peso
Le preguntamos si quiere jugar a un juego nuevo. Si dice que
sí le indicamos que se tumbe en el suelo/colchoneta/cama y que cierre los ojos.
Le recalcamos que es muy importante que tenga los ojos cerrados todo el tiempo
y que “no vale hacer trampas”.
A continuación decimos: “Imagínate que tus brazos se vuelven
muy pesados, intentas levantarlos pero no puedes, cada vez están más y más
pesados, notas incluso como se hunden en el colchón sin que tú puedas evitarlo.
Cada uno pesa tanto como una montaña.” Continuamos hablando 5 segundos más y
cambiamos: “Pero de repente, estos brazos empiezan a pesar menos y menos hasta
ser tan ligeros como una pluma de pájaro. De hecho, pesan tan poco que no los
puedes retener en el suelo y suben como si volasen.” Mantenemos esta imagen
durante 20 segundos y luego pasamos a las piernas, y finalmente con el cuerpo
entero. Cuando estemos en la parte del cuerpo entero, en vez de decir que es
como si estuvieran volando, podemos decir que: “el cuerpo es tan ligero que se
mueve como una mota de polvo por el suelo, despacio y en cualquier dirección.”
Para terminar el juego indicamos que finjan dormirse y luego despertarse poco a
poco desperezando y estirando todo el cuerpo.
Este juego induce un estado de relajación más profundo que
el anterior y puede hasta darles sueño. Si abre los ojos, recordarle que tienen
que estar cerrados pero no le riñáis ni os enfadéis. Al fin y al cabo es un
juego.
Indicaciones especiales:
- Imaginación al poder. Como dije antes, si no os gustan las metáforas podéis escoger otras.
- Niños pequeños: En niños pequeños es mejor no dividir el juego por partes del cuerpo y comenzar directamente con el cuerpo entero porque su capacidad de atención es limitada y puede que se aburran antes de terminar.
- Niños mayores: En este caso puede ser interesante dividir el juego en más partes, primero un brazo, luego el otro, etc.
¿Qué os han parecido? ¿Os atrevéis a poner estas técnicas de
relajación con vuestros hijos?
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Te leo y parece fácil pero me pregunto si a Mara le apetecería... La segunda propuesta que dices que no solo relaja sino que les puede dar más sueño me interesa :-) ¿A partir de qué edad son receptivos a participar?
ResponderEliminarYo siempre he probado con niños mayores de tres años, lo mejor a partir de cinco. Con M no lo he probado nunca aunque sí es verdad que alguna vez jugamos a dormir pero lo único que hace es cerrar los ojos mucho y abrirlos para "dar un susto"
EliminarYo también tengo la misma duda ¿a qué edad pueden funcionar estos juegos?
ResponderEliminarYo siempre lo he hecho con mayores de tres años, (más bien cinco). Cuando son menores, no siguen bien las instrucciones y su capacidad de atención es limitada pero oye, todo es probar! Mal no le van a hacer
EliminarMuchas gracias!! Me parecen muy buenos, el primero creo que le puede ir muy bien a mi hijo, de 4 años y medio, cuando se pasa de rosca y empieza a hacer el loco. Ya te contaré!
ResponderEliminarPues ya me contarás si te sirven, yo por experiencia son unos juegos que les suelen gustar bastante…y les relajan un montón
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