
Segunda parte de la trilogía del autor invitado: J, el padre de la criatura. Si quieres, pincha aquí para leer la primera parte.
Seguía intentando buscar la manera de que M. sintiera la
música cerca. Quería que tuviese una relación especial con ella. Me imaginé
dando paseos con él o teniendo que consolarle/entretenerle/divertirle… pensé en
un instrumento pequeño, transportable… ¡la armónica! (la flauta hubiera sido demasiado
hippie…jeje).
Compré dos armónicas, una diátonica y otra cromática. Estuve
practicando desde unos meses antes de que M. naciera de tal forma que cuando
nació sabía lo imprescindible para que sonara medianamente bien.
Y a M. le gustó. O eso (aún) creemos. C. tenía la teta, yo
la ARMÓNICA. Os parecerá una broma pero la armónica le hacía dejar de llorar,
le calmaba en muchas ocasiones que no lográbamos calmarle con nada (tal vez
simplemente le hacía interesarse por el sonido…).
Y además me salvó en muchas ocasiones.
- J. , mañana trabajo
toda la tarde. Van a ser 4 horas sin teta, ¿te dejo leche?
- No, tengo armónica (…dejo
el tema del orgullo que siento por no haberle dado ni siquiera un biberón para otro
post…)
Llegué a límites insospechados. Cuando estaba solo y M.
comenzaba a ponerse nervioso por algo, era sacar la armónica, empezar a tocarla
y se calmaba.
Mi kit de paseo era un pañal, unas toallitas limpiaculos y
la armónica. Intentaba ser disimulado cuando la tocaba. No era plan de ir
proclamando a los cuatro vientos “soy un
padre hippie que porteo y además toco la armónica para dormirle (… y además meo
con él en la mochila…)”
Pasados unos meses y cuando M. empezó a moverse más dejé de
tocarla porque cada vez que lo hacía me la intentaba quitar y no quería que se
la llevara a la boca (…ya sabéis, algo metálico que tiene ciertas aristas…).
Por necesidad la saqué unos días en los que M. se despertaba llorando por la noche y que ni siquiera la teta lograba consolarle y funcionó. Más yo creo que
como medio para despistarle que como algo que le produjera placer o alivio.
Cuando le salieron más dientes y le vi algo más preparado (a
partir de los 9 meses) decidí que aún sacándola sólo de vez en cuando dejaría
que la chupara (… aún no sabe soplar pero quién sabe, cualquier día nos
sorprende…). Así que tengo una armónica muy digna, que le gusta bañarse en
babas de padre e hijo.
Me ha encantado eso de “soy un padre hippie que porteo y además toco la armónica para dormirle (… y además meo con él en la mochila…)”. Jajajajajaja. Muy buena entrada, me encanta que se tranquilice con la armonica! Todavia funciona?
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