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Un padre es un padre |
Post de autor invitado: J, el padre de la criatura. Trilogía sobre la música y los bebés. Esta es la primera parte.
Se me encomendó un tema del que hablar: la música y el bebé.
Siempre tuve una relación muy personal con la música. En mi
casa había un piano que tocábamos tanto mis hermanos como yo. Soy el pequeño de
tres hermanos así que cada cosa que les veía hacer a ellos que yo la intentaba
imitar, con lo que supongo que me sentaría al piano con apenas tres años. Luego
me acompañó hasta que una profesora anticuada logró que lo odiáramos y lo
consideráramos como una obligación (… y cuántos habrá como yo…) Años después
retomé el tema para disfrutar tocando la guitarra y aún hoy en día el sentarme
al piano me hace sentir cierta tristeza.
Pero quería hablar de M. y su relación con la
úsica…
Cuando C. quedó embarazada me entró esa misma obsesión que
le debió entrar a mi padre: “Ya que yo no he logrado ser músico, que lo sean
mis hijos”. No se trataba de ponerle siempre la misma canción a C. durante el
embarazo, primeramente porque para C. se hubiera convertido en algo odioso y
segundo porque yo no habría sabido elegir un único tema, así que decidí
preparar un cd para M.
El itunes me ofrecía la oportunidad de hacer una “lista de
reproducción”. La idea era escoger un
número limitado de canciones que me habían marcado especialmente a lo largo de
mi vida, que tenían algún mensaje especial, algún punto de optimismo o simplemente
una forma de entender la vida.
Finalmente tuve que ir renunciando a la mayor parte de los
cientos de temas que preseleccioné hasta lograr embutirlos todos en 3 cd’s,
unas 45 canciones
Y aquí va una muestra
otra
y otra más
Como estaréis pensando, se trataba simple y llanamente de un
regalo para mí, algo así como una mirada hacia mi vida desde un momento muy
particular de la misma.
Durante los meses de embarazo les dimos un buen rodaje y aún
después los ponemos para recordar esos momentos... y también porque C. acepta
la mayor parte de temas gustosa (cosa que no hace con otra música que le pongo). La verdad es que M. poco o nada se enteró de este asunto.
Tal vez cuando sea mayor. Podría ser un buen regalo de cumpleaños… ¡en casette!
(se me acaba de ocurrir).
Durante este mismo período también me obsesioné con la
calidad de la música. Ya hacía tiempo
que empezaba a sentir cierto tipo de manías alrededor de la música (…y con todo
en general, que nos vamos haciendo mayores…). Bueno, pues la conclusión era que quería que M. escuchara
MÚSICA DE VERDAD, que la apreciara en su fondo, en su ser. Ahorré para comprar
un amplificador y volví al mundo de los vinilos (ya tenía algunos de cuando mis
hermanos y yo intentamos volver a ellos, hace ya diez años, cuando no estaban
de moda y eran baratos de verdad…y también los de música clásica de mi padre). Como estaréis pensando, esto también se trataba de un regalo
para mí, qué le vamos a hacer.
Bien es cierto que M. está disfrutando de lo lindo con la calidad adquirida.
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